Y digamos que todavía ni había llorado por ésta causa,
si se le puede llamar causa,
si se le puede llamar llorar.
Digámosle asunto y ya, el ''asunto'' que me carcome
lenta y dolorosamente, y que abre mi garganta, e
invita a coronar para adentro la ingesta de cualquier
bebida alcohólica perjudicial para la salud.
Si al menos supiera algo del ''asunto''
no estaría escribiendo ahora, ni antes, ni después,
ni hubiera llorado, ni hubiera buscado la palabra ''asunto''
para designarte al fracaso más grande de mi bondad.
Quererte algo, o un poco, es como regalarle una caja de
lápices de colores a un nene y que los rompa todos y se los
meta en el ojo; o me los revolee por la cabeza,
Es como éste ''asunto'' que hasta me cuesta escribir y describir
y por ende lo invito a nadar en un mar de vinagre inframundial.
A la deriva absoluta y tierna, sin rutina alguna.
A la deriva incierta, sin flores, pero con mucha espuma.
Y glúglúglú, porque espero que te ahogues ahí nomás, eh.
Tanto de soportarte tus caprichos y tus cosas raras.
Tanto de invancable que me das ternura.
Tanto de cansarme de quererte y volverme a cansar.
Tanto que casi me acostumbro, me desnudo
Porque mi premio es verte sonreír aunque sea de aspereza,
aunque sea de decepción.
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sólo es tierra para tí.