Y sí, sos un poco muchisimo indomable.
Y yo que quería que no lo fueras desde un principio.
Pero después me empezó a gustar.
Bueno, gustar, gustar como me gusta el cigarrillo, la cocacola,
y el fernet.
Gustar como me gustan tantas cosas medio malas necesariamente queribles.
Necesariamente queribles como sos vos, vos, que tanto me hablás,
me contas y recalcas las cosas así tan fuerte. Tan fuerte como tus abrazos,
tus palabras, tus gestos rápidos, tus miedos, tus recuerdos,
las sonrisas
tan nítidas.
Todo se resume practicamente a que nunca digo la verdad, siempre miento
y me retuerzo en mi cama donde más busco abrazarte y encontrarte,
y en todos lados, en verdad, en todos lados te quiero.
Muchas de las cosas que te digo son ciertas, todas, todas.
Pero omito la verdad, y la verdad de lo que siento pienso y respiro a diario
, respiro a diario plomo usado, pero más allá de ello,
lo que quería que sepas es que siento..,
que los dos nos haríamos felices.
Y yo...
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